
En Adin acompañamos a los niños (y a sus familias) a mejorar las dificultades que afectan al desarrollo infantil y que les impiden avanzar adecuadamente, según su etapa evolutiva.
Algunos niños presentan dificultades de aprendizaje, dislexia, dificultades en el lenguaje, otros lo hacen a nivel de atención, o en aspectos como la concentración y la planificación, en el comportamiento, o en el área psicomotora (hiperactividad, falta de equilibrio, de coordinación, de control postural…), también existen niños a los que les cuesta los aspectos socio-emocionales (impulsividad, agresividad, timidez…), incluso otros son afectados el ámbito sensorial (hipersensibilidad a la luz, al tacto, a estímulos visuales o kinestésicos…)
Todos estos síntomas indican que existe la posibilidad de que haya reflejos primitivos que no han sido integrados en el niño.
- Los Reflejos Primitivos.
El bebé dispone de una serie de patrones de movimientos automáticos que son los Reflejos Primitivos. Estos movimientos están dirigidos desde el tronco encefálico y le permiten sobrevivir tanto en el vientre materno como tras su nacimiento. Los reflejos deben tener un tiempo limitado de actividad y deben ser integrados en un periodo concreto, para convertirse posteriormente en movimientos voluntarios (nuevas habilidades). Si los reflejos primitivos no se integran correctamente detectaremos en el niño un nivel de inmadurez cerebral que se reflejará en las dificultades señaladas al principio.
- Evaluación de Reflejos Primitivos y terapia para integrarlos.
Cuando detectamos que en el niño se están dando una serie de dificultades que le impiden desarrollarse de forma optima, podemos realizar una evaluación de estos reflejos para poder valorar si algunos siguen activos y en que sentido le afectan. Partiendo de ello, podremos crear un programa de movimientos que le ayuden a integrarlos y mejorar en sus habilidades.
Este programa se centra en la Terapia de Movimientos Rítmicos (TMR), creada por Dr. Harald Blomberg. La TMR son una serie de ejercicios rítmicos (basada en los movimientos que los bebés hacen), de intensidad suave, que se hacen tanto de forma pasiva como activamente por parte del niño. Realizados de forma diaria permiten trabajar a nivel neuronal, ya que se logra conectar diferentes partes del cerebro, consiguiendo que esa zona madure y con ello, que mejore el tono muscular, que se relajen tensiones y espasticidades, logrando integrar los reflejos que aun siguen activos, acompañando al niño en este sentido para que desarrolle nuevas habilidades.
- Funciones de la TMR.
Como vemos, la evaluación de los reflejos primitivos y la Terapia de Movimientos Rítmicos tiene amplias y beneficiosas funciones.
- Por un lado con los niños que presentan dificultades en cualquier sentido, permite trabajarlas activamente y mejorar con ello sus habilidades.
- Por otro, vemos que existe una función preventiva, en bebés pequeños podemos favorecer su desarrollo global sano y prevenir dificultades del desarrollo, por medio de los movimientos rítmicos.
- La familia, parte fundamental de la terapia.
Dentro del programa de movimientos que se establece para cada niño, los padres son parte importante del tratamiento, ya que tendrán que trabajar con el niño a diario en casa realizando con ellos los ejercicios establecidos de forma pasiva (donde los padres realizan el movimiento al niño) o como acompañantes (con su presencia consciente) cuando el niño sea capaz de hacerlo de forma autónoma. De esa manera, y por medio del vínculo con sus figuras de referencia, logramos que el niño avance progresiva y eficazmente.
Por Ana Belén León.
Pedagoga especializada en Atención Temprana.